The end of the F***ing World es la serie del momento, no caben dudas.
Pero, ¿es tan buena como dicen? ¿Realmente vale la pena o solo se trata de la clásica serie de moda sobrevalorada?
Destruir al mundo, vencer tus traumas

En esta extraña serie tenemos una situación común, con un intenso aroma a cliché: 2 adolescentes rebeldes, cansados de la vida en la secundaria, deciden tomar cartas en el asunto.
Pero no todo es tan sencillo. Con el correr de la serie descubriremos sus traumas. La historia de ambos es bastante triste e incluso similar. Y cambiar toda una historia de la noche a la mañana no es tan sencillo como suena.
Encontrar el sentido de la vida

Con una sensación de vacío evolucionada en un absurdo latente, los dos adolescentes están buscando lo mismo: cambios, emoción, un sentido a la vida.
En ese camino ella buscará el sentido en su padre, la encarnación humana de la irresponsabilidad o la libertad, según cómo se vea. Pero la idealización suele ser una mala compañera, nadie es tan bueno como en nuestros recuerdos 10 años más tarde.
Mientras tanto, él (James) ni siquiera evalúa buscar ese sentido. Para él, el camino es claro: encontrar sus emociones perdidas o anuladas como mecanismo de defensa con una sola acción: asesinar a Alyssa.
¿Pesimismo u optimismo?

Por un lado, la serie es bastante pesimista. En resumen, el 90% de los personajes tienen una vida miserable: los 2 adolescentes, sus madres, las 2 policías, el padre de James e incluso el padre de Alyssa.
No obstante, con la historia de James y Alyssa, tenemos un mensaje optimista: James no encontró el sentido de la vida o sus sentimientos escondidos en la muerte, el asesinato o el odio, lo encontró en la intensidad del amor.
Cuando el cierre es acertado

La serie, hasta entonces normalmente buena, termina de volverse excelente con un final impactante, en donde los dos adolescentes terminan enfrentando las consecuencias de sus actos.
Es un final realista. En este mundo criticamos, juzgamos y castigamos. Nadie pregunta por qué, si pasó algo, cuáles fueron las razones.
La voz de la cordura —en este caso la policía Eunice— no solo suele ser subestimada constantemente como lo fue durante toda la serie, sino que suele salir perdiendo, como nos dan a entender con ese final.
Punto extra: la banda sonora

Por si la serie no fuera lo suficientemente buena, la banda sonora utilizada es maravillosa. Con una selección variada de canciones termina creando un clima asombroso que te hará compenetrarte aún más con la historia.
Las canciones, si bien son todas diferentes e incluso de épocas distintas, tienen ese «no sé qué» que te transporta hacia otro lado. No son el fondo musical de la trama, son una parte de ella, le añaden un valor incalculable.
¿Una nueva temporada?

Por el momento —a 15 de enero de 2018— no tenemos segunda temporada de The end of the F***cking World confirmada, aunque los rumores cada vez son más fuertes. En casi todo estos casos, cuando el rumor comienza a correrse, se terminar confirmando.
Personalmente, no le añadiría a la serie una parte más. Me encantaría ver a James y a Alyssa de nuevo o conocer el final de las otras historias, pero realmente una nueva temporada solo haría daño.
La serie está bien como está ahora, está bien contada, tiene una historia buena y un final excelente. No hace falta más…
En conclusión, creo que la serie es realmente buena, como un 8,5 sobre 10. ¿La recomiendo? Sin dudas.
Si no la has visto, no tienes excusa: solo son 8 episodios de menos de 30 minutos cada uno. Si la viste, dime qué te pareció…
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